En el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), la Navidad no alteró el menú habitual de los reclusos. A pesar de la festividad, la cena para los internos fue idéntica a la de cualquier otro día. Esta política reafirma el compromiso penitenciario de proporcionar lo esencial para el cumplimiento de las condenas, manteniéndose dentro de las normativas legales.
Los pandilleros, en su mayoría condenados por delitos graves, mantienen una postura inquebrantable, sin mostrar remordimiento por sus acciones, evidenciando su lealtad a sus grupos.
Ubicado en Tecoluca, San Vicente, a 70 kilómetros de la capital y aislado de la vida urbana, el CECOT alberga a más de 40,000 reclusos, una cifra sorprendentemente alta para un país de dimensiones modestas, legado de administraciones anteriores.
El completo aislamiento de los reclusos se hace evidente al desconocer la visita de personalidades como Lionel Messi y su equipo a El Salvador en enero, confirmando su total incomunicación.
La uniformidad en la cena navideña resalta las políticas carcelarias inflexibles, manteniendo un estándar constante en las provisiones, independientemente de la ocasión. Esta situación arroja luz sobre la dura realidad de la vida entre rejas para estos individuos.